La curiosidad

Curiosidad, según el diccionario de la Real Academia, significa el deseo de saber o averiguar lo que no te consierne, Curiosidad, vicio que lleva a alguien a escudriñar lo que no debiera importarle.

Ahora bien, curiosidad, según el diccionario de los Camacho, especular por donde vienen los golpes, las sorpresas, las estrategias del enemigo real o imaginario.

La curiosidad, en términos de Los Camacho, es aquello que nos lleva a meternos en cualquier parte, cuando menos nos darnos cuenta. La curiosidad mató al gato dicen por ahí, pero a veces no lo mata, por que el gato tiene siete vidas, todas ellas para comenzar de nuevo.

En ese sentido, me pregunto si los Camacho somos como los gatos, que morimos y renacemos, que andamos por los tejados, que vamos tras la presa y que como muchos gatos de azotea, terminamos teniendo un final un poco dramático.

Los sentimientos de los hombres

Dicen que los hombres somos poco sensibles, despreocupados, que no nos gusta hacer contacto con nuestras emociones, que eso es territorio exclusivo del lado femenino. Pero no es que los hombres no sepamos de emociones y de dolor, lo que no sabemos es que hacer con ello.  Por eso, por más que hayamos prometido No volveré, ese no saber como lidiar con lo que sentimos, nos hace volver a tropezarnos con la misma piedra, una y otra vez. Emborracharse, cantar, saltar de una piedra para ir a tropezarnos con otra, cualquier cosa con tal de no seguir sintiendo.

Sobrellevar las penas es algo muy cabrón y el que se lo aguanta solo, está loco. Hay que buscar quién nos heche una mano, aunque parezca la compañía mas improbable del mundo, pero tampoco hay que buscarle mucho, no sea que encontremos demasiado, y entonces si, vuelta a no saber si reir, llorar o todo al mismo tiempo.

Hombres y mujeres

Dicha sea la verdad, a veces me cuestra trabajo pensar por que somos tan diferentes los hombres y las mujeres, estamos en el mismo partido, jugamos el mismo juego. Claro, por ahí dicen que a las mujeres se les rompen las uñas, pero a los hombres a veces se nos rompen otras cosas peores.

Mas allá de nuestras diferencias y partes vulnerables, la realidad es que a veces podemos formar un gran equipo, un equipo que muchas veces comienza bien, pero que no siempre termina bien. Quizá el asunto no es ver con que mujer formamos equipo, sino dejar que la vida, la casualidad, el destino o como se llame, haga su parte y cerrar los ojos con la esperanza de que nos toque alguien que juegue limpio.

La realidad es que hacer equipo va mas allá de ser hombre o de ser mujer, supongo que, simplemente, hacer equipo es compartir las mismas preguntas. Es estar ahí sin palabras, solo por estar con el otro, es compartir alegrías y derrotas, el futuro incierto, el pasado que nos arrebataron, aunque entre hombres siempre hay algo privado, algo que nunca podemos decir.

Abrirse, Rajarse

Dicen que entre hombres las cosas son claras y directas, que no hay secretos entre nosotros, pero la realidad es otra. La realidad es que tampoco entre nosotros es fácil abrirnos.

Desde pequeños nos enseñaron que los hombres no se rajan. Rajarse, abrirse, eso siempre ha sido cosa de mujeres, nuestro silencio es cosa de machos, no lo compartimos con nadie, por mas que las palabras nos ahoguen, nos compriman en pecho, tenemos que ser fuertes y salir solos adelante.


Hablar con franqueza podría ser el camino correcto para comunicarnos, pero, ¿que hombre quiere ser correcto por encima de ser hombres?

Si un hombre pudiera gritar a los cuatro vientos lo que trae por dentro, sacarse de encima lo que realmente siente, la gente, perdón, las mujeres se llevarían grandes sorpresas.

Pero ese mundo no existe, existe el del hombre y sus secretos, el que no tiene mas remedio que hablarse a sí mismo y encontrar dentro de él las armas para enfrentarse a la vida como un embustero, un jugador o un maestro en mostrar la mejor cara que tienes, una cara por fuera, una verdad inconfensable por dentro.

El corazón

En términos anatómicos, el corazón es un músculo que se encarga de bombear sangre al cuerpo, en términos metafóricos es el asiento de las emociones mas nobles, el valor, la fuerza, el arrojo.

Y aunque haya quién prefiera depositar tales virtudes en organos mas prosaicos,  la verdad es que las mejores cosas de que somos capaces, las que nos enaltecen, solo pueden surgir de eso que llamamos, corazón.

En el caso del corazón, el tamaño y la consistencia si importan, no es lo mismo corazón de pollo que corazón de león, no es lo mismo el corazón endurecido de la amargura que el suave corazón de la inocencia.

El tamaño del corazón si importa, debe ser grande, generoso, debe latir con fuerza y valor, hasta que sintamos que nos puede reventar el pecho.